Amigo oyente:
La navidad es muy especial para todos, pero lo es más para aquellos que esta nochebuena no la compartirán con sus familias.
Porque ¿cómo entendemos la navidad?, ¿para nosotros o para los demás? La mayoría acentuamos el para el nosotros, o sea, es bonita porque recibimos regalos y la presencia de los que nos hacen felices. Pero hay otra forma de pasarla y es la Navidad para los demás que viven tantas personas que estarán lejos de hogar.
Será la Navidad de los policías y guardias civiles que protegerán nuestras calles y estarán toda la noche de reten disponibles ante cualquier emergencia; lo será de los soldados que se encuentren en las misiones humanitarias protegiendo a los civiles; lo es de esos motoristas que además de multar velan por la seguridad de la carretera; y será la Navidad de los médicos que se encuentren en los hospitales y centros de salud y los equipos del SAMU. Y como no, estas navidades serán especiales para aquellos que han decidido renunciar a su familia para servir a los más pobres.
Me refiero a los misioneros y voluntarios de las ONGs que trabajan en el tercer mundo, a Vicente, Natalia, Pablo,... y tantos paisanos nuestros que vivirán una navidad diferente, rodeados de aquellos entre los cuales nació Jesucristo, los que no tenían posada en la ciudad, bien podemos decir, en Occidente; los que sufren la pobreza absoluta. Esta nochebuena será especial para ellos, para quienes no se preocupan de dar a los pobres una ayudita sino que se hacen pobres con los pobres, conviven con ellos y comparten su suerte. Tantos voluntarios y misioneros que la pasarán en los poblados perdidos y olvidados del África subsahariana, en los pueblos de América Latina o en los arrozales del sureste asiático. Aquellos que no tendrán luz y que comerán el turrón llegado de su tierra España con sus hermanos.Amigo oyente, esa es la navidad bonita, para nosotros triste porque no tendrán tantas cosas y les faltará el calor de los padres o hermanos; para ellos una navidad alegre porque vivirán el espíritu navideño que no es otro que el amor a los que son como el Niño Dios, los que viven en cuevas y fuera de la ciudad.
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