Amigo oyente:
Concluimos esta semana que hemos dedicado a la enseñanza con unos consejos procedentes de un manual de cortesía y urbanidad. Esta asignatura prácticamente ha desaparecido del mundo docente, en el que últimamente predomina más la transmisión de conocimientos que la educación, tarea que se relega al ámbito familiar.
Sin embargo la escuela y el instituto son ámbitos de educación. Progresivamente el alumno no sólo asimila conocimientos sino modos de comportarse que le lleven a actuar correctamente o como la misma palabra lo expresa a ser una persona educada.
La persona educada excede con mucho a la persona inteligente o a la persona docta en una materia, su título está reconocido por todas las universidades y no necesita ningún documento que lo avale, supera a los mismos doctores, catedráticos, decanos y rectores y está por encima de aquellos que poseen títulos.
La persona educada es la que conoce lo más importante en la vida de una persona, el saber estar allí donde se encuentre y domina la mayor de las artes y ciencias, la del autodominio o dominio de sí mismo.
Hoy más que nunca urge formar no sólo a los niños de Primaria sino también a los muchachos de Secundaria, formarlos en que no todo vale y que aquella malograda expresión de que dominarse es reprimir y por tanto es malo ha traído estos lodos, ha conllevado en que actualmente haya profesionales maleducados o el que un alumno no sepa estar en clase.
Esta educación se puede resumir en lo siguiente:
1. Respeto del propio cuerpo: mantener las normas de hingiene que lleve a ducharse todos los días y si es necesario más de una vez, limpiarse las manos antes y después de comer y cuando estén sucias y los dientes al levantarse y después de las comidas, a vestir correctamente.
2. Respeto por los demás: evitar palabras altisonantes, callar cuando dos personas están hablando y no interrumpirles, ser considerado con los mayores y nunca gritar a un anciano o a los padres, familiares, profesores,...
3. Respeto por el entorno: que lleve a no tirar papeles en la calle y mantener limpia la habitación, la clase, los pasillos, los patios,...
4. Saber estar en los lugares y no actuar siempre igual. No es lo mismo encontrarse en un patio que en una iglesia o un despacho.Y más cosas que desgraciadamente se dan por sabidas y que hoy campan por su ausencia.
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