sábado, 17 de noviembre de 2007

Después de fray Humilde, seguimos


Queridos amigos:
Posiblemente si hubiese ido colgando en el blog estas reflexiones, habrías advertido que ayer no hubo ningún comentario. Fue un día para leer y pasear, posiblemente el más duro en el sentido que me costó sintonizar con las meditaciones. Por otra parte la lectura del libro de Fray Humilde, escrito por un compañero ejercitante y conocido por muchos, el padre Borrachina, me llevó al empeño de concluirlo y prácticamente leerlo en dos días.
Y te preguntarás, por las meditaciones del jueves. Voy a ello. De este modo a mí me refresca la memoria, me ayuda a reflexionar y si te hacen un bien, mejor.
El tema de la jornada fueron los discípulos de Emaús (Lc 24, 13-35). Como tantas veces nos ha recordado el director de los ejercicios, en los discípulos siempre descubrimos que ellos van a lo suyo. Ellos no creyeron nunca en Jesús sino en el proyecto de Jesús. Y claro, ahí está el problema. A nosotros también nos puede ocurrir lo mismo. El sacerdote que cree en el proyecto de una parroquia que el se ha imaginado y descubre que nunca se realiza esa parroquia idealizada pero jamás ideal. El monitor que cree en el junior y cuando el junior no es como él quiere que sea o los monitores no son como le gustaría fuesen, abandona y lógicamente como creía en la Iglesia de una manera también imaginada y esta, seguramente afortunadamente, no lo es así, pues adiós iglesia y parroquia. ¿La causa? El creer en un proyecto y no en Jesús. Los proyectos unas veces salen y otras no y sino pensemos en S. Francisco, soñaba con una orden de hermanos menores, pobres, sin conventos, dedicados a la simplicidad y la vida evangélica y a los pocos años, ¿qué encontró? Todo lo contrario, él sin embargo, tuvo que pasar en la crisis del monte Alvernia por el desear el proyecto de orden a desear a Cristo, acabando haciéndose semejante a Cristo en los estigmas o llagas que recibió. Si lo es Cristo entonces permanecemos al pie de la cruz, sino lo es, lo abandonamos como lo hicieron las personas que con mayor intimidad y proximidad vivieron con él, los apóstoles. Ellos conocían las amenazas de muerte, por tres veces les recordó el final de su vida y sin embargo cuando éste llego, lo dejaron sólo. Mateo nos presenta en ese momento un personaje desconocido y anónimo, él es el verdadero discípulo, el centurión. Fue quien al pie de la cruz, entendió el mensaje y la condición del crucificado, “verdaderamente éste hombre es el hijo de Dios”, no los apóstoles, ni siquiera las mujeres y ni siquiera ponen en los labios de María esta confesión. ¿Por qué? Está claro, habían seguido un proyecto, no una persona, fracasa el proyecto de un Reino de Dios entendido como instauración política, el caudillo que ellos soñaban no era un caudillo sino un martir, no era un salvador que con el poder de Dios y con las armas, al modo de Moisés y David instaurasen el Reino de Israel sino el Siervo profetizado por Isaías y lógicamente se va. El papa Ratziger lo dice muy claro al hablar del juicio de Jesús, cuando el pueblo tiene que escoger entre la libertad de Jesús y la de Barrabás, el “hijo del padre”, que es el significado del nombre. Escogen a Barrabás, al caudillo y no a Jesús. Los apóstoles no estaban tan lejos de los judíos, en el fondo hicieron lo mismo.
Al no aceptar la cruz no se reconocen como discípulos, no siguen el camino del maestro y se vuelven a casa.¿Y nosotros?, ¿cuál es tu camino de Emaús? Igual ahora no lo es, pero pudo haber sido o quizás si. Quizás no sigues a Jesús con la fuerza que debieras, el entusiasmo que deberías porque este Jesús no cumple tus expectativas. Es el Jesús de la cruz, abandonado por todos. Un Cristo Superstar, un Cristo de masas si que gusta, de los grandes encuentros mundiales sí, de los grandes campamentos con muchos acampados y donde somos la admiración del pueblo, por supuesto que sí, entonces uno es junior y a gusto y contento y va a misa y se lo pasa en grande. Pero claro, un junior de cuatro monitores, afortunadamente ahora no es el caso, pero puede volver a serlo, con pocos niños, mal mirado por el pueblo porque van a misa, sin apoyo de nadie. Bueno, ese junior ya cuesta, uno ya se va a casa como los de Emaús. ¡Qué difícil es seguir a Cristo en la cruz! En la soledad, cuando nadie le acompaña, cuando cada uno va a su bola o encima tienes que sufrir los insultos por estar ahí, junto a él. En una Iglesia de Cristiandad, la de nuestros padres y abuelos, era muy fácil ser cristiano, en una iglesia perseguida, de minorías mal vistas, de palabras hirientes y con doble sentido, de miradas burlonas o cantos insultantes, entonces se exige un heroísmo y lógicamente, nosotros que somos como los apóstoles, que hemos comido y bebido con él en el campamento, que le hemos escuchado en la misa y la formación y que hasta, porque no, hemos jugado con Jesús en la calle, le dejamos, lo abandonamos, ya no nos interesa. Hay una frase que dice uno de los discípulos que lo resume todo, todo en tantos momentos de nuestra vida, no sólo en la vida de fe sino en la relación de pareja y en la vida de amistad o profesional. “Esperábamos que”. Esperábamos que él fuera el que hiciese realidad nuestras expectativas. Esperábamos que él curasa a nuestro familiar del cancer o que gracias a la oración no lo despidiesen de la fábrica, esperábamos que. Y en las rupturas matrimoniales no es éste el origen de ello, es que esperaba que ella llenase mi corazón, que ella fuese el bálsamo que al llegar a casa aliviase el cansancio del sufrimiento, que ella me acompañase a todos los lugares, que ella siempre tuviese una palabra amable, que ella me escuchase,… y lo digo en masculino porque escribo como hombre, pero puedes cambiar el artículo ella por él, que es lo mismo, pues en una relación de pareja los dos están llamados a acompañarse, aliviar el sufrimiento, ser bálsamo, escuchar, tener palabras amables, paciencia, bondad, caridad y todas las virtudes propias del amor. Y claro, en el fondo no la amabamos a ella sino al proyecto de matrimonio, el matrimonio como lugar del descanso del guerrero o de la guerrera y claro, cuando no fue así, todo se truncó, porque creíamos en un proyecto no en la persona amada tal como era.
Pues en la vida de fe ocurre lo mismo. El sacerdote que se cansa de su parroquia porque no es como él quisiera o el feligrés que se cansa de su parroquia porque el sacerdote no la lleva como él quisiera.
Pero… momento de crisis… los discípulos abandonan la Iglesia… domingo de pascua… cada uno se va a lo suyo… esto se ha terminado… pero, como el buen pastor, Cristo sale al encuentro de ellos. No hay momento de crisis donde Cristo no se haya hecho presente. Por eso la crisis en sí tiene aspectos positivos, pues constituye una ocasión privilegiada para redefinirnos y resituarnos, planteándonos de nuevo la vida: ¿a quién sigo a Cristo o a mi camino? Por otra parte cuestiona el sentido de la vida del sacerdote y lo mismo diríamos del monitor o del cristiano, pues la tentación es la de abandonar. El director de los ejercicios ilumina esta tentación con Gn 3, 6, es decir, el pecado de Eva y en Eva, la madre de todos los vivientes, no de todas, sino de todos, estamos todos y todas incluídos. Eva se encuentra con el árbol del bien y del mal, es un árbol hermoso y su fruto es bueno, deseable y hermoso. Eso sí, aparentemente. Ella se fijo en él y no fue capaz de ir más allá, había una mano que se lo ofrecía, el tentador. Vio la apariencia y aparentemente era bueno y Eva cayó en él. Como cae en pecado el hombre que es infiel a su mujer, porque aparentemente es bueno. Toda tentación en sí es buena, aparentemente es buena, deseable y hermosa. El problema es que no vemos mas allá al demonio. Sí, ese Señor que hoy parece que no existe, pero que está ahí, tentándonos en todo momento. Pero la Biblia no se queda en este árbol. Millones de años después o dicho de otro modo, en el nuevo tiempo inaugurado por Cristo, encontramos otra mujer, Ave María. Permíteme el juego. Lee las letras de Ave al revés. Pues sí, ella es la otra mujer, la que también con Juan, con el hijo, se encuentra en un jardín, pues Juan cuando escribe la muerte y resurrección está pensando en el Génesis y en el Cantar de los Cantares. En este jardín hay un árbol que es todo lo contrario del árbol del bien y del mal. Suenan las campanas, los cuartos,................las horas........ ................................... ..................................................... ......................................................... ................................... .................................................. .................................. . ......., las doce, más o menos estos puntos indican el espacio entra cada campanada, si bien en el youtube lo encontrarás. Sigamos, el fruto no es ni bueno, ni deseable ni hermoso. No es bueno, porque allí hay un hombre desnudo y crucificado, la muerte humanamente no es buena, aparentemente. Tampoco es hermoso, su cuerpo, vuelven a sonar las campanas. Las doce y un minuto del 9 de Noviembre de 2007. 12 campanadas, mediodía, ya han terminado. Perdona, estos incisos. Pues el cuerpo modelado por Dios del barro, el ser humano, aparece totalmente azotado, con la corona de espinas, taladrado, como. Perdona, vuelven a sonar. Es el anuncio del ángelus, la pequeña campana voltea. Primer toque. El ángel del Señor anunció a María. Y concibió. Segundo toque. He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra. Tercer toque, y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Dios te salve María llena eres de gracia. Silencio. Es el ángelus. Los niños, ajenos a la oración juegan en el parque y bosque, más allá del torrente. Sigamos. Por tanto la cruz aparentemente no es buena, deseable y hermosa. Pero en este árbol ya no se encuentra el tentador, sino Dios. Y María escoge del fruto del árbol y encuentra la vida. Y el cristiano está llamado a encontrarse con Dios detrás de lo que el mundo vuelve el rostro. Ésta es la exigencia ética de la cruz. El mundo no quiere ver a los inmigrantes, a los pobres, a los niños con sindrome down, ¿que sí que quiere verlos? Y porque hay tantas mujeres que en España abortan, ¿por qué motivo? Es claro, por que no quieren tener un niño con sindrome down o enfermo y puesto que la ley lo permite. Es evidente que la discusión daría para mucho y no es éste el motivo de esta reflexión. Lo que está claro es que hoy no queremos ver la fealdad y sino miremos la TV o las revistas. La niña fea sufre, el niño deforme sufre el rechazo, el enfermo suplica la muerte, porque a demás de porque sufre, porque se siente un estorbo que no tiene valor. Y sin embargo allí está Dios, en lo que no cuenta.
El director sigue con la crisis del seguimiento, esta nos ha de llevar a reorientar la vida, a integrar el yo ideal con el yo real, a no escandalizarnos de lo que somos y descubrir que la fuerza se realiza en la debilidad.
Todos fracasamos a lo largo de la vida, eso en sí no es problema el problema es el sentimiento permanente de fracaso y ante él como los discípulos de Emaús huimos desengañados, como los apóstoles nos bloqueamos y encerramos en nosotros mismos, como Tomás exigimos pruebas o como María Magdalena lloramos. Sin embargo hemos de abrirnos a la trascendencia. Cristo se hace presente sin que los apóstoles se lo pidan. En los evangelios no encontramos un sólo discípulo o discípula que se ponga a rezar pidiendo luz. Lo único que hacen es marcharse, encerrarse, llorar o ir a arreglar el cádaver el domingo, o sea, después de tanto insistir, las mujeres han sido incapaces de aceptar el hecho clave de la fe cristiana, la resurrección. No se lo han creído y por eso van a hacer lo que siempre se ha hecho, a dejar bien el cadaver para que se pudra dignamente.
Y así concluye esta plática. Para mí lo más importante, la última palabra de esperanza y aliento. Te veas como te veas, no lo olvides, Cristo, en ese momento de soledad, abandono, depresión, si quieres llamarlo así, se hará presente y lo verás, irá Él en un ángel que te conforte y te muestre que todo tenía un sentido. Y sino, mira atrás y verás cuantas veces cuando te has sentido así han encontrado una fuerza que no sospechabas o esa persona que aparentemente no tenía trato contigo va y te pregunta como te encuentras o una ventana se abre. No lo olvides Cristo está ahí.
Y cierro este post, para continuar con otro. Son las 12:15. Y ahora las 12:24.

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